martes, 30 de octubre de 2012

The Irrationality of Rationality



Fecha 7:
Tras lograr hilvanar tres victorias consecutivas por primera vez en más de un año, el Taladro tenía la difícil misión de visitar la calurosa y húmeda Corrientes para enfrentarse al local Boca Unidos, que venía de cosechar su primera victoria en el torneo. El partido arrancó complicado, Banfield no hacía pie en el medio, y la presión de los volantes aurirrojos determinó que apenas a los 4 minutos el Negro Leiva perdiese una pelota en el medio que derivó en un quite limpio a 25 metros del arco del Tato Mosset sobre el atacante aurirrojo, increíblemente juzgada como foul por el juez. De ese tiro libre iba a llegar el primer gol de la tarde, ya que el 5 del conjunto local clavó un zurdazo con rosca perfecto que se clavó en el primer palo de un Santillo de lenta respuesta. Banfield sintió el golpe e intentó reaccionar, buscando desnivelar constantemente sobre la banda derecha del ataque. Así llegaron todas las situaciones de riesgo en ese primer tiempo: primero con un disparo del Turco Zarif sobre el costado derecho del área rival que se desvió en un zaguero, luego con otra escapada del propio Turco sobre el mismo sector que terminó en un zurdazo cruzado brillantemente tapado por el portero correntino, y finalmente con un centro cruzado hacia la izquierda para la aparición solitaria de Matías Díaz, quien la calzó de volea y la mandó al lateral de la red. El Taladro era más y merecía el empate, pero atrás dejaba dudas, y estuvo a punto de sufrir la segunda caída de su valla cuando el 7 aurirrojo empalmó de aire un rebote en la puerta del área que por suerte fue a parar a las firmes manos de Santillo. Sobre el final del primer tiempo, un bochazo cruzado a las espaldas de nuestros centrales dejaron mano a mano al 9 rival con nuestro arquero, pero aquél demoró la definición y, molestado por la marca, terminó enviando un tirito a las manos del portero albiverde. En el primer tiempo Banfield había merecido más, pero el gol contrario desde el vestuario y la falta de efectividad de cara al arco rival se estaban pagando muy caro.
Para el arranque del segundo tiempo, Garnero dispuso un ultraofensivo 4-2-1-3 tras la salida del Peca Galarza por lesión y Matías Díaz y los ingresos de Tito Noir y Pablito López; esta táctica se reveló inefectiva debido a que no sólo no se crearon más situaciones de riesgo sobre la valla correntina, sino que se incrementó la inseguridad defensiva. A los 53' un error en la salida permitió un zurdazo del 11 aurirrojo que fue a dar a las manos del arquero; más tarde, un mal cruce de nuestro primer central permitió que el 9 se escapara mano a mano con Santillo, pero su definición fue pésima; y finalmente, a los 69' llegó el gol luego de que el 11 local filtrara un gran pase al vacío para la trepada del 5, cuya definición, tras ser tapada a medias por nuestro portero, rebotó en las canillas del Tato Mosset (quien completó de este modo un partido para el olvido) y fue a parar al fondo del arco. A partir de allí ya no hubo más partido, a Banfield le pesaban las piernas y no lograba generar juego, mientras que Boca Unidos se limitó a morder en el medio y ver si podía seguir aprovechando con filosos contraataques los huecos que dejaba la adelantada defensa visitante. Lo único que logró producir el Taladro de allí hasta el final fue un derechazo lejano del Cuqui Silvera bien despejado por el 1 local, una peinada del Negro Chávez tras un corner que quedó en las manos del arquero, y una escapada de Noir que fue abortada en el área chica por el central correntino. También pudo verse aumentada la diferencia cuando el 9 aurirrojo definió un contragolpe perfecto con un tiro mansito a las manos de Santillo, pero lo cierto es que así se fue el partido. El Taladro perdió en su visita a Corrientes, perjudicado por la agobiante temperatura y el injusto y tempranero gol que sentenció su suerte.

Fecha 8:
Sin tiempo para lamentos y con la obligación de ganar, Banfield debía recibir por la octava fecha al Globo de Parque Patricios, que venía último en el campeonato. Ni tiempo para acomodarse tuvo nuestra gente, que ya a los doce segundos de partido se encontraba abajo en el marcador luego de que un centro desde la izquierda del 10 quemero fuera bajado por el 9 en el segundo palo para la aparición por el medio del área chica del 7, quien no tuvo más que empujarla a la red. Esto no estaba en los planes de nadie, pero había que sobreponerse y volver a demostrar en la cancha esa teórica superioridad. A los 8' llegó la primera reacción, con una escapada de Lihué por derecha, quien centró para el cabezazo del Cuqui que se fue ancho por el segundo palo; a los 11' la segunda, con un mano a mano del propio Cuqui despejado in extremis por la zaga visitante; y a los 15' la tercera, con una entrada furibunda de Chávez por el medio del área, bloqueada por el 2 albirrojo. El Globo respondió con un cabezazo del 9 que se fue apenas alto, pero el dominio del partido seguía siendo de Banfield y eso se plasmó en el marcador luego de que Chávez ganase a pura guapeza un foul al borde del área; su ejecución fue magistralmente efectuada por la prodigiosa zurda de Iván Pérez, quien la colgó del ángulo izquierdo del portero quemero para poner el 1-1. Casi vuelve a desnivelar Huracán a los 38', cuando tras un centro al área, Santillo debió extremar su esfuerzo para sacar de la ratonera una peinada del 6 visitante; un par de minutos más tarde, un error del Turco en la salida obligó a la rápida intervención de nuestro golero para quitarle la pelota al delantero rival. El primer tiempo se fue tras un zurdazo lejano de Leiva que se fue cerca del poste izquierdo; el empate era justo, pero lo cierto es que, si bien se había jugado correctamente dentro de todo, la victoria era necesaria.
El segundo tiempo comenzó con la misma tónica, Huracán replegado en su campo y apostando al contragolpe, y Banfield asumiendo la responsabilidad de atacar. A los 53' avisó el Globito con un furioso derechazo de volea del 10 que se fue apenas alto; tres minutos más tarde, nuevamente el 10 se escapó por izquierda, y su centro cruzado no llegó a ser bien conectado por el 9 que entraba por el segundo palo. El conjunto albiverde, bastante adelantado en el campo, respondió con un derechazo forzado del Negro Chávez bien contenido por el guardavalla quemero tras unos rebotes en el área. Súbitamente, a los 63' llegó la jugada que marcaría el desarrollo del partido: Chávez se escapa por izquierda, envía el centro antes de que la pelota trasponga los límites del campo, y la pelota da en el brazo extendido del ingresado lateral derecho visitante. Penal? El árbitro en ese instante no dudó en darlo, y cuando estaba poniendo la pelota en la marca de los 12 pasos fue alcanzado por un cascotazo proveniente de la tribuna visitante ubicada detrás de ese arco. Quilombo, partido demorado, vendas en la cara del juez... y cuando se reanudó el partido, de alguna imprevisible forma le avisaron al sorete de luto que la mano había sido afuera del área (estaban en lo cierto, aunque, porqué demoraron 7 minutos en tomar la decisión los jueces de línea es un interrogante imposible de responder) y el penal fue denegado. La posterior finalización de la jugada no trajo peligro salvo por un cabezazo forzado en el segundo palo, y esto (sumado al extendido parate) derrumbó anímicamente a los jugadores banfileños. Así fue que 5 minutos más tarde, a los 78', el Negro Leiva la perdió en mitad de cancha y el 9 quemero habilitó de primera al 7, quien se escapó entre los centrales y definió fuerte entre las piernas del arquero para marcar el 2 a 1. A los 83' pudo haber caído el tercero, pero Santillo tapó brillantemente un fierrazo desde fuera del área del 8 visitante; a los 86' también se lo perdió el 10 (ya a esa altura la figura del encuentro) tras una tijera de media vuelta que pasó apenas afuera del parante derecho del portero albiverde. La última fue para el Taladro, ya sobre los 96', con un centro del ingresado Tito Noir que fue peinado por Mosset apenas afuera. Fue el final, Banfield perdió un partido increíble, perjudicado por una inentendible decisión del árbitro que generó confusión y crisis en nuestro bando y que posibilitó la recuperación de un rival que hasta ese momento estaba al borde del nocaut.