lunes, 25 de febrero de 2013

Comp. 6

Qué es lo que hace que dos personas se conecten irremediablemente y para siempre? 

El hecho de haber vivido juntos una experiencia única, donde las dos almas sintieron plena felicidad por estar viviendo y sintiendo esa enorme realidad. Ese instante en el que se dan cuenta que harían cualquier cosa que el otro le pidiese por más estúpida que fuera, que darían la vida y mucho más por seguir gozando de esa plenitud en cuerpo y alma. Esas experiencias que vos y yo vivimos nos dejaron marcados de por vida, como lunares eternos pero en el alma.

Y esas cosas quedan, por muchas peleas y enojos y dramatizaciones que queden entre medio de los dos. Eso nos da, a priori, la capacidad de perdonar al otro, de aceptar su arrepentimiento y de poder dejar atrás las disputas que siempre existen y siempre existirán.


Conocer esa sola realidad me da tranquilidad para afrontar lo que viene, que seguramente no serán los mejores tiempos, pero que los superaremos si no olvidamos dar prioridad al sentimiento y la pasión.

Y si da la casualidad de que algun día nos peleamos y distanciamos, lo que no se va a disolver son los buenos recuerdos, esas cosas que nos hicieron felices simplemente por haberlas vivido, por haber logrado (al menos por un día) sacarnos de encima las preocupaciones y darnos una buena razón para sentir la vida latiendo dentro nuestro.

Quizás sea el destino, quizás no. Yo, personalmente, opino que no. Lo cierto es que cada uno de nosotros le dejó una huella interna e imborrable al otro, que ningún error ni herida va a poder borrar del todo. Hay cosas que se quedan para siempre: esa imagen, esa fragancia, esa sensación de plenitud interna, esa voz en tu cabeza que te dice que no necesitás nada, ese sentimiento de que no te hace falta nada más para vivir que esto.


Y eso es justamente lo que hace posible y plausible un futuro reencuentro. No es una cuestión de si estaba predestinado o no (aunque se enoje y no quiera aceptarlo nuestra amiga CVLP). Simplemente que dejaste un pedacito de tu alma en la otra persona, el cual te va a querer conducir irremediablemente al reencuentro... como una profecía autocumplida.