jueves, 15 de diciembre de 2011

Public Enemy Number One (horrible final)

Hoy abro el diario (?) y me entero que la campaña anti Lavolpe ha dado sus frutos, lo han echado del club. Realmente da mucha pena pensar que nuestro presidente haya optado por la fácil, que haya cedido finalmente ante la presión de la prensa y los jugadores, unos que pretendían seguir manteniendo en funcionamiento -a través de manipular la opinión pública- la picadora de carne del fútbol argentino, y otros que pretenden seguir robando el sueldo en vez de poner lo que hay que poner y laburar para salir de la mala situación. Pero bueno, no se puede esperar más de este mafioso ladrón, que pareciera estar empecinado en enviar el club de nuevo la urgencia económica y el desastre deportivo.

Increíble lo que se puede hacer mierda un equipo en solo un año y medio. Ya lo sufrió Huracán con el descenso apenas dos años después de tener aquel enorme equipo del Clausura 2009, y ahora parece que seremos sus sucesores. La debacle futbolística de este espantoso Banfield dejó al equipo último, con pobrísimos 11 puntos (que pueden ser 14 si se mantiene el resultado del partido suspendido con Estudiantes) sobre 57 disputados. Y el futuro no se presenta mucho mejor, va a haber que hacer como mínimo 30 puntos en el próximo Clausura para no estar con la soga al cuello en los promedios en la temporada siguiente. Pero, en fin, vamos por partes a repasar lo que fueron las (a tono con el resto del torneo) pésimas fechas 15, 16, 17, 18 y 19.

Fecha 15: poco por decir de un partido al cual todavía le quedan por completarse casi 80 minutos. Hasta los 13 minutos del primer tiempo, Banfield le ganaba a Estudiantes por 1-0 y salía de la malaria, pero una bomba de estruendo arrojada cerca de Lucchetti provocó la suspensión del partido. La AFA, en una decisión pésima como siempre, decidió que el resto del partido se juegue en febrero del año que viene. Poco más que agregar sobre un partido que se presentaba favorable pero que quedó en el limbo.

Fecha 16: el Taladro recibía a Argentinos Juniors, y perdía 1-0 al cabo de la primera parte, evidenciando los mismos problemas de actitud y juego de siempre. Pero en el segundo tiempo el rival se quedó, y Banfield, evidenciando una actitud que pocas veces apareció a lo largo del torneo, lo fue a buscar, y encontró el premio primero con el gol del Shony tras un error de la defensa roja, y luego sobre los 40 del segundo tiempo con un sorpresivo cabezazo al segundo palo del Chucky. Sin embargo, tras un tumulto luego de que un rival hijo de puta le encajara un codazo al pibe Barbaro, AAAJ no devolvió la pelota y encontró el empate a los 93 gracias a que el forro de L*dino jugó mal el offside. Se nos escurrieron dos puntos que vamos a lamentar muchísimo dentro de un año.

Fecha 17: con el ánimo por el piso, Banfield visitaba la Bombonera yendo a perder por poco contra el campeón, y así le fue. Rotundo 0-3 en contra, sin alma, sin reacción ante los cachetazos, sin un carajo. Para destacar como positivo el aliento constante de la gente, que se hizo escuchar de visitante contra 40 mil bosteros amargos que ni saliendo campeones supieron cómo meter fiesta. Párrafo aparte para la vuelta a casa, caminando desde la cancha de mierda esa hasta Constitución rodeado de bosteros por todas partes. Pero bueh, en fin, igual estuvo linda la experiencia, aunque sinceramente la Bombonera no es lo que dicen que es.

Fecha 18: ya en caída libre, el Taladro se presentaba en casa con toda su horripilantez a cuestas frente a un equipo de buen andar como Belgrano de Córdoba, y el 0-2 en contra final se puede decir que es hasta lógico. En un marco con poco público y con lluvia de puteadas hacia jugadores y dirigentes, Banfield volvió a demostrar toda su pobreza futbolística, dando imagen de equipo sin actitud, apático, al cual cada vez que le llegan lo embocan. Ya a los 24 del primer tiempo, con el segundo gol visitante consumado, el partido estaba liquidado, y de allí en más sólo se vio a los cordobeses cuidar la quintita mientras por nuestro lado todo era apatía y desastre. El segundo tiempo siguió en la misma tónica, siendo un bodrio hasta el pitazo final. Lo único destacable de todo el período fue la termeada y posterior expulsión del Shony (al que igual un poco se lo puede disculpar por ser el único que agarró la manija e intentó ir para adelante en todo momento) y los barras suspendiendo el partido por unos minutos para hacerse notar. Patético último partido como local de Banfield, con la barra y la platea enfrentados (los primeros cantando contra DT y jugadores, los segundos contra jugadores y dirigencia), y en el medio un equipo que no juega, que no defiende, que no ataca, que no pone huevo, ni un carajo. Desastre, horrible, muerte a todos.

Fecha 19: ya por cumplir, Banfield visitó Santa Fe para medirse con Colón. Con una formación llena de pibes haciendo sus primeras armas en Primera pero evidenciando la misma indigencia futbolística colectiva, el Taladro se llevó un rotundo 1-4 para el Sur del GBA (y pudieron haber sido más) cerrando de esta manera un torneo nefasto. El Chucky fue el anotador del único tanto en el minuto 94, ya cuando el partido estaba liquidado hacía rato (en realidad, viendo lo que fue el equipo las últimas tres fechas, los partidos están liquidados apenas le hacen el primer gol). La única nota positiva puede ser que por fin se terminó el calvario de este torneo, que seguramente es el peor torneo corto de la historia del club.

Final, entonces, de este desastre llamado Torneo Apertura 2011. Y cuando pensábamos que no se podían seguir sucediendo las malas noticias, nos tenemos que enterar que el ladrón hijo de re mil putas de nuestro presidente lo echó al DT -de nula responsabilidad por los malos resultados- en vez de rajar a los jugadores camarilleros que son los que vienen dando asco desde hace 19 fechas. Y que pretenden de refuerzo a Toranzo. En fin, así estamos. Teniendo en cuenta lo horrible que fue el nivel mostrado, la pobrísima cosecha de puntos, el horrible plantel, la desastrosa dirigencia y la mala suerte que nos viene acosando, vayámonos preparando para pasar unas lindas vacaciones 2013 en la B Nacional.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Before The Fall (epítome de una semana de mierda)


Lunes 31/10: Noche de Brujas para los putitos del Hemisferio Norte. Para estar a tono, el plantel del Nuestro fue a fantasmear a San Juan, y se volvió con un 1-2 en contra y el bolso vacío de puntos.

Domingo 6/11: Atrasado el día de los muertos, Banfield perdió por el mismo marcador de local con Lanús. Gracias Pezzotta por cobrar todas las divididas para ellos. Hijo de puta.

Todos Recontra Putos. Fin.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Their Mistakes (Our Victory)


Bajando del tren a las 10 menos 5 de la noche, me puse a pensar, bajonazo llegar con el partido empezado y la comida en la garganta todavía, pero bueno, son cosas que suceden cuando los partidos se dan un día de semana donde todos tenemos los horarios apretados. Dejé el paquete de galletitas a medio comer (ahora que lo pienso, supina pelotudez) en un arbusto en la esquina de Peña al 200 y apuré el paso las últimas 2 o 3 cuadras hasta el estadio.

Obviamente llegué con el doparti empezado pero bueno, creo que no me perdí de mucho. El primer tiempo transcurría intrascendentemente sin mucho que contar (un flojito cabezazo del 9 visitante que controló el Laucha sin problemas, y un gol anulado al Chucky por un offside finísimo) hasta que sobre los 30' un golpe infantil del 4 visitante a tres metros del árbitro dejó a los Rojos con diez. Enseguida, el DT de los de Avellaneda plantó el 4-4-1 con la clara intención de cerrarse al empate, lo que a la postre sería muy beneficioso para los nuestros. El resto del primer tiempo pasó sin mucho para contar, Banfield tuvo la pelota pero sin ideas para lastimar al rival, y la única chance de gol hasta el entretiempo fue apenas un tiro desviadísimo de Delfino luego de un rebote a la salida de un tiro libre. Así, el árbitro pitó el final de los primeros 45 minutos, bastante aburridos, pero con la esperanza de que seguro lo mejor estaba por venir (porque peor que esto iba a ser difícil).

Salieron los equipos a la cancha para el segundo tiempo, y ya de entrada se vio a un Banfield ofensivo, que proponía, mientras el rival trataba en vano de hacer pie en mitad de cancha. Ya a los 4 minutos de vio la primera chance, con el Chucky entrándole mordido a una bola alta, y una par de minutos después con un tiro lejano de Achucarro que se fue no demasiado lejos del poste izquierdo. Parecía un presagio de lo que se venía, y así fue: sobre los ocho minutos, el Shony controló el esférico luego de ganarle en el salto a su marcador, avanzó unos metros y le puso un pase en cortada delicioso al Chucky, quien casi llegando al fondo logró sacar el derechazo cruzado que se clavó en el segundo palo. Uno a cero y el delirio se instalaba en el lado local, que impulsaba al equipo a seguir yendo al frente y conseguir el segundo gol que instalara la tranquilidad general. Pocos minutos luego del primer tanto, se pudo haber convertido el segundo, pero Toledo culminó mal una gran jugada individual en ataque. De todos modos, un minuto más tarde las cosas se solucionarían con una bola alta que el Shony cabeceó, asisitiendo nuevamente en cortada al Chucky, que se escapó entre los centrales y pisando el borde del área la clavó cruzada en el ángulo derecho. Dos a cero y partido que parecía liquidado, sobre todo cuando unos minutos después las triangulaciones en el mediocampo daban al partido pinta de baile, y un tiro lejano del Shony hacía revolcar al pobre 1 visitante. Sin embargo, esto no sería tan así, ya que unos minutos después el recién ingresado 7 de los Rojos disparó incómodo (tras una jugada de lateral) mandando la pelota cruzada y no tan lejos del palo del Laucha, y un rato más tarde mandó un tiro libre al travesaño, en lo que podría haber significado un incómodo 1-2. Por suerte, esto sólo fue una vana ilusión, y Banfield siguió controlando la bocha en mitad de cancha, dejando pasar el tiempo. Incluso, un par de goles anulados por offsides que andá a saber si fueron podrían haber establecido cifras de goleada tempranamente. Pero la última palabra no estaba dicha aún, y sobre el filo de los 45' llegó el tercero: el Ale recibe la bola del Chucky sobre la izquierda, y entre dos defensores se la roban; sin embargo, traba para recuperarla y el rebote le cae a Acevedo, quien sin marca alguna se acomoda y la manda al fondo de la red por arriba del portero visitante. Tres a cero, aplausos, final, y ovación para el equipo.

Banfield coronó una enorme victoria sobre nuestros neo-hijos(?) con un 3-0 lapidario. El juego del equipo en el segundo tiempo fue brillante, mostrando un fútbol de toque y rotación que ejerció una superioridad abrumadora sobre el rival. Hasta podría haber sido más abultado el resultado, pero tres goles anulados por sendos offsides dejaron el score en eso. Gran resultado para el Nuestro, que ahora encara lo que viene con una sonrisa, a ver si se puede lograr un triunfo en San Juan que nos haga llegar con el ánimo a full al clásico dentro de dos semanas, que se sabe que será un partido a muerte.

viernes, 21 de octubre de 2011

Cap. 1

Cuando se hallan dos balas
sobre un campo de guerra
algo debe ocurrir
que prediga el amor

de cabeza hacia el suelo
una nube vendrá
o estampidas de tiempo
los ojos tendrán.
Fue preciso algo siempre
y no fue porque tú
tenías lazos blancos en la piel
tú, tenías precio puesto desde ayer
tú, valías cuatro cuños de la ley
tú sentada sobre el miedo
de correr.
Una buena muchacha de casa decente no puede salir
que diría la gente el domingo en la misa
si saben de tí
que dirían los amigos
los viejos vecinos
que vienen aquí
Qué dirían las ventanas,
tu madre y su hermana
y todos los siglos de colonialismo español
que no en balde te han hecho cobarde
qué diría Dios
sin amas sin la Iglesia
y sin la ley

Dios, a quien ya te entregaste en comunión
Dios, que hace eternas las almas de los niños
que destrozarán las bombas y el napalm.
19 de octubre de 2010.
Partió el tren de la estación, mientras él desde el andén saludaba con tristeza a aquella cara femenina y sonriente que hacía gestos de despedida a través de la ventanilla. En parte supone, sabe, siente, cree, entiende que aquella persona tan querida se está yendo para siempre. Sí, podrá decir alguno, la alternativa de comunicarse por escrito, que tantas variantes nuevas ofrecen las tecnologías modernas, podrá lograr que no se pierda el contacto. Pero el no verse hará que tarde o temprano ese contacto se pierda (aunque eso él todavía lo desconoce), y aunque eso no ocurriera, ya bastante doloroso es el hecho de no volver a contemplar aquella belleza tan particular ("exótica", si se quiere) que hace menos de un minuto le decía adiós.

La sabiduría popular dice que "un clavo saca otro clavo", pero lo que esa sabiduría popular no entendió aún es que no siempre hay clavos ideales para sacar otro clavo, que quepan exactamente (o a veces, ni siquiera "bien") en el hoyo hecho por el clavo anterior. E incluso menos 'clavos ideales' hay ahora que el mundo se ha vuelto tan cínico, tan superficial, tan hedonista si se quiere, donde es difícil mantener una relación seria porque pocos están dispuestos a comprometerse afectivamente con el otro, y si este obstáculo es superado, es difícil que no te serruchen el piso luego. Pero bueno, eso ya forma parte del pasado, como todo excepto esta honda tristeza que ahora domina cada mínima célula de su cuerpo y su mente.

Pensamientos como ese son los que sobrevuelan su cabeza, al tiempo que recuerda las breves épocas felices que supo compartir junto a ella. No fueron más de dos o tres semanas, quizá cuatro, desde que surgió "la chispa" hasta que ella le dijo que su relación no podía existir más. Recordó las mieles de aquella única salida a solas que tuvieron los dos, que para él fue simplemente vivir y sentir la Felicidad plena, como nunca antes y nunca después sintió; sin tanta vuelta poética, fue tocar el cielo con las manos. Y también recordó la amarga hiel de aquel momento cuando ella le dijo esas palabras tan secas que (aunque eran un escenario factible) significaron el fin de su ilusión y le partieron el alma en dos. Siguió cavilando acerca del esfuerzo que hizo para mantener la compostura y la cara de que acá no pasó nada, mientras adentro suyo se caía la estantería, los muebles se daban vuelta, la cocina se prendía fuego y los cristales se hacían añicos. También pasaron por su mente algunos de la multitud de horribles sentimientos que lo venían acosando desde aquel fatal momento hasta ahora que le dijo el definitivo Hasta Siempre. Cuestión de dar vuelta la página, se dice, pero qué pasa si esa era la última hoja? Bueno, pues comprar un cuaderno nuevo. Y si no hay plata? Habrá que conseguirla de algún modo.

En fin, basta de pensar estupideces, hay que empezar a moverse y dejar esta fría estación que tantos malos recuerdos traerá a posteriori. Se vienen tiempos muy arduos, se acerca el final del año y eso trae problemas, se sabe, que se magnificarán por la interna depresión y la falta de respuestas anímicas para dar vuelta un resultado adverso. Quizás haya sido mejor dejar las cosas como estarán a partir de ahora, reflexiona mientras no puede evitar que su mente vuelva una y otra vez a la queridísima muchacha que acaba de salir de su vida, quizás dejar de verla disminuya el mal. Eso lo dirá el tiempo... por lo pronto es hora de seguir, o de intentar seguir, o de fracasar, o de lo que carajo fuere. Váyanse a la mierda todos.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Gimme Something Better


Dame algo mejor, dame una buena. La puta que te parió Barba, cada día nos das más razones para ser ateos. Muy buen partido del Nuestro en el Nuevo Gasómetro, con horrible definición. Resultado: nos llegan una vez sola y perdemos. La bronca todavía dura, aún a pesar de que pasó un tiempo, y a quien esto escribe le impide esmerarse para escribir una crónica acorde, de modo que el breve resumen del partido lo traen los muchachos de B.E.C.

Banfield cayó 1 a 0 frente a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro con un rebote pescado por Juan Manuel Salgueiro. Luego del gol, el Taladro fue una sombra de lo que venía realizando.

Los goles se hacen, no se merecen. Una frase tan vieja como el mismísimo grito de guerra que se emplea luego de conectar la pelota con la red. Buen funcionamiento de Banfield en el primer tiempo, en el segundo probablemente pagó -extremadamente caro- el gasto físico empleado.
A los dos minutos de comenzado el encuentro avisó Marcelo Quinteros con una vaselina, luego el palo le dijo que no a Víctor López y antes de terminar el primer acto, Jonathan Gómez pegó otro tiro en el hierro. Esas fueron las más claras de los primeros 45 minutos, ¿qué pasó entre medio?, Muy buen funcionamiento táctico de Banfield, los laterales pasaron permanentemente al ataque y Diego De Souza estaba conectado con los delanteros. Además, Gómez muy vivo encaraba en todas y Ferreyra parecía que en cualquier momento vacunaba. En la otra área, Cristian Lucchetti le contuvo un mano a mano a Gigliotti que provino de una desinteligencia defensiva.

En los segundos 45, el equipo de Ricardo La Volpe parecía que iba a seguir con la misma tónica, con los primeros 10 minutos muy parecidos a lo que había entregado con anterioridad, pero poco a poco fue perdiendo fuerza en todos los sectores. Y eso se paga, Salgueiro agarró un rebote y le enseñó a los jugadores de Banfield como se le saca el jugo a una jugada de peligro, y enterró a Lucchetti en su propio arco. Después de ésta incidencia, todo fue muy distinto y San Lorenzo jugó con el nerviosismo de los del sur del Gran Buenos Aires, que si bien merecieron ganar, no se pudieron traer ni siquiera un empate.
La perla negra de la noche fue una patada TERRIBLE de Cristian Tula a Nicolás Tagliafico,
El funcionamiento está claro que se ve mucho más aceitado, pero también se nota que lo que le falta a Banfield es la estocada final, que según el propio La Volpe, es lo más difícil de conseguir.


Una derrota que duele muchísimo, y ya es la segunda vez que se nos escurren los tres puntos en un partido totalmente ganable. En fin, habrá que mejorar en eso de meter la pelotita adentro del arco para el próximo partido, el lunes a la noche contra Independiente, un rival al que en la última década lo tuvimos de recontra hijo. Esperemos que se pueda seguir con esa tónica, y no que nos pase lo mismo por enésima vez de no poder embocarla y que el rival te ortee a la primera oportunidad que se le presenta. En fin, el tiempo dirá. Esperemos que traiga buenas nuevas, que bastante falta andan haciendo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Good for You

 
Lunes, aproximadamente a las 16:30. Apenas al bajar del 160 en Alsina y Gallo, ya se respiraba el aroma a fútbol. Los distintivos verdiblanco asomaban por doquier, con la multitud acompañando en buen número pese al mal horario, esperando volver a la senda del triunfo (por cierto, qué cliché periodístico más pelotudo éste, no?) que lograra dejar al equipo fuera del último puesto de la tabla por primera vez en el campeonato. Una vez sacada la entrada, me acomodé por primera vez en los escalones de la Suárez alta, admirando la buena visibilidad que habría desde allí. Pocos minutos después, salieron los equipos a la cancha (para destacar lo que sonaban los bombos de la banda visitante, espectacular) y tras la foto y el saludo formales, se dio comienzo al partido.

Los primeros minutos fueron un bodrio total, con Banfield teniendo más la pelota pero con toques intrascendentes en mitad de cancha. La primera ocasión de peligro fue para el local, con un genial desborde de Taglia con centro atrás para el Chucky, quien se la cedió dentro del área al Shony que pateó incómodo y lejos. Newell's respondió enseguida con un tiro lejano del cinco que obligó a una buena respuesta del Laucha, y varios minutos después con un centro desde la izquierda que el 8 conectó mal en el segundo palo. El Taladro manejaba la pelota pero su dominio era estéril frente a un rival que se paraba atrás y contraatacaba con ímpetu. Igual esto no fue impedimento para que sobre los 30' los albiverdes tuvieran su chance más clara de la etapa: desborde por izquierda del Chucky y centro al segundo palo para el Shony, quien nuevamente desde una posición desfavorable no logró conectarla con precisión, yéndose con pelota y todo a dos metros del palo izquierdo del uno visitante. El primer tiempo moría intrascendentemente, hasta que, segundos antes de que el árbitro decretara el final, los rojinegros sacudieron la modorra con un muy buen centro cruzado desde la derecha para la sorpresiva aparición del wing izquierdo que obligó a una tapada salvadora del Laucha; acto seguido, tras un rechazo defectuoso, la bola le volvió a quedar al wing tras un nuevo centro cruzado, quien recostado sobre la línea de fondo remató alto. Así, con dos sustos consecutivos para la parcialidad local, se fueron los primeros 45 minutos, con muchísimas cosas para mejorar del lado local.

Luego de los correspondientes 15 minutos de embole para los espectadores, se reanudó el partido. Los primeros minutos transcurrieron intrascendentemente, con ambos equipos prestándose la pelota en mitad de cancha sin crear peligro. Hasta que a los 8' se vino la inesperada alegría: bochazo largo del Chelo, el Shony le gana en el salto al 6 rival y se la baja perfecta al Chucky, que le gana en velocidad al 2 y define, con la buena suerte de que la bocha rebota en el arquero y le queda servida para que la empuje con el arco vacío. Se terminaba así la racha sin convertir de nuestro queridísimo 9, y en las tribunas el delirio era total. Los visitantes acusaron el golpe y se fueron en masa hacia el arco del Laucha, quien debió responder con sobriedad tras un remate lejano y esquinado del 5 rojinegro. Un par de minutos más tarde, el local respondió con una media vuelta desde afuera del área del Chucky que casi sorprende al uno visitante, y luego con un intento sorpresivo de Acevedo desde mitad de cancha que por poquito no se coló en el arco. El partido se hacía de ida y vuelta, ya que ahora era el conjunto leproso el que presionaba arriba, mientras que los nuestros apostaban a las contras rápidas. Nuevamente un remate lejano del wing izquierdo rojinegro obligó a una buena respuesta del Laucha, y en respuesta salió un contraataque bien ejecutado por el Shony, que a esa altura ya era figura, quien se sacó un defensor de encima y definió cruzado desde el borde del área, obligando a una atajada sensacional del portero visitante. El partido ganaba en intensidad y emoción, y parecía que tanto un empate leproso como un segundo gol albiverde podían llegar. Afortunadamente para los nuestros, esto último fue lo que ocurrió, ya que sobre los 27' un tiro libre desde la izquierda encontró la cabeza del Negro quien la cruzó a contrapierna del arquero; una respuesta felina de éste evitó el gol, pero ya en el piso no pudo prevenir que el rebote fuera capturado nuevamente por el Chucky quien no tuvo más que empujarla al gol. 2-0 y locura en el estadio, ante una victoria que parecía ya segura. Sin embargo, hubo que sufrir un poco más para poder festejar, porque unos segundos más tarde un esquinado remate del 7 rojinegro desde el borde del área obligó a una gran respuesta de nuestro arquero, y un par de minutos después de ello, un evitable penal por agarrón de Taglia (aunque raramente el árbitro amonestó erróneamente al Chelo por la acción) dio la chance al wing derecho visitante de poner el descuento. Sin embargo, su remate fue anunciado y al medio, el Laucha adivinó la intención y se quedó con la bola sin dar rebote, para regocijo de la hinchada que lo retribuyó con la ovación. Los visitantes siguieron yendo al frente aunque ya sin tanto ímpetu, mientras el tiempo se consumía irremediablemente y de su tribuna bajaba el clásico "jugadoooreeeeeee la concha de su maaaaaadreeeeeeeeeeee a ver si ponen hueeeevoooooo que no juegan con naaaaaaaaaaaaadieee". El Taladro aprovechó el evidente desánimo de la escuadra visitante para sacar punzantes contraataques, primero con un remate alto del Negro, y segundo con una magnífica corrida del Shony, quien cedió la bola al Chucky dejándolo mano a mano; el arquero lo atoró bien pero el rebote le quedó de nuevo al Negro, cuyo remate fue espectacularmente tapado de nuevo por el uno leproso. Los minutos finales transcurrieron en calma, con Newell's sin encontrar los caminos y Banfield bien parado abortando cualquier intento de reacción. Ya sobre los 90', un último intento leproso constó de un genial pase en cortada del wing izquierdo al otro delantero recién ingresado, cuyo remate cruzado que alcanzó a rozar con la punta de los dedos el Laucha se fue a apenas centímetros del palo derecho. Así pasaron los instantes finales, y finalmente el árbitro hizo sonar su silbato, para alegría de la mayoría de los presentes.

Volvió a ganar Banfield es noticia. Con pasajes de buen juego y gracias a contar con mayor efectividad que el rival, los nuestros se llevaron los tres puntos. Como puntos destacables, la ya mencionada efectividad, los buenos movimientos del Shony y la vuelta al gol del Chucky, que tanta falta venía haciendo. Habrá puntos a mejorar, por supuesto, pero como siempre se dice, es más fácil trabajar en la semana habiendo ganado el finde, sobre todo teniendo en cuenta que éste fin de semana no habrá fútbol de Primera por las Eliminatorias. Pero lógicamente eso poco y nada importa a ese hincha que se retira caminando silenciosamente por las calles del ya oscuro barrio, hacia la estación de ese tren gratuito que se ve obligado a utilizar como medio de transporte por haberse gastado toda la plata que llevaba encima en pagar la entrada. Pero bueno, eso ya no viene al caso, no?

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Thinking of Suicide


Y sí, para suicidarse. La presentación de Banfield en el Estadio 15 de Abril invitaba a la ilusión, la cual venía siendo confirmada por el volumen de juego aceptable que venía mostrando el equipo a lo largo del segundo tiempo. Sin embargo, un contraataque veloz y preciso del equipo santafesino lo dejó de cara al gol al muerto de Barrales, ex del nuestro, que la clavó arriba y nos dejó solos en el último puesto. Otra semanita jodida se nos viene.

Los locales comenzaron dominando el partido, frente a un Banfield que no se acomodaba todavía en la cancha y sufría mucho en los centros cruzados, principal arma de ataque del rival. Tal es así que en uno de esos lances Barrales la mandó a guardar con un cabezazo esquinado desde el punto del penal, pero el juez de línea sancionó un offside inexistente, salvando a los nuestros de arrancar abajo una vez más. Cinco minutos más tarde, una buena jugada asociada del local encontró al 11 cara a cara con el Laucha, pero su disparo se fue apenas alto; Banfield respondió con un centro desde la derecha que encontró el taco del Zurdo con destino de ángulo, pero el Beto (quien este torneo viste la 1 del tatengue) ahogó el grito de gol enviándola por sobre el travesaño. A partir de allí el albiverde se despertó y siguió llegando, primero con una ocasión clara en la que el Chucky envió su cabezazo muy lejos desde inmejorable posición, luego con un remate apenas alto del Zurdo, entrando como una tromba por izquierda tras asistencia del Chucky, y finalmente con un flojo remate del propio Zurdo que contuvo el 1 local sin problemas. El Taladro terminó el primer tiempo dando una mejor imagen, y la gente se ilusionaba con que llegara en el segundo tiempo esa victoria que nos sacara del último lugar de la tabla.

Apenitas comenzada la segunda parte, un terrible remate del Zurdo (a esa altura el mejor jugador de la cancha) sacudió el travesaño, y en el rebote el Chucky quiso definir pero el balón que llevaba destino de arco rebotó en el Paraguayo, alejándose así el peligro. Ya se vislumbraba el dominio visitante sobre el partido, y se esperaba que el gol no tardaría en llegar. Los locales se arrimaron tibiamente con un centro desde la izquierda que produjo un entrevero en el área, donde se protestó un inexistente penal del Gus sobre el 11 tate, pero no pasó de ser un tímido acercamiento. El conjunto albiverde respondió con una pelota parada desde la derecha que casi termina adentro del arco del Beto por el defectuoso rechazo del 4 local, pero el local no se quedó atrás y con otro doloroso centro cruzado que cabeceó apenas afuera Barrales quedó claro que no se iba a resignar a meterse atrás y esperar de contra. Sin embargo, el Taladro seguía siendo más y casi abre el marcador cuando un violento derechazo de Acevedo (de buen partido, sorprendentemente) obligó a una respuesta esforzada de Bologna. A esa altura el doparti era palo y palo, y nuevamente el 11 local disparó desde lejos, para que el Laucha la enviara al córner dificultosamente. La lesión del Eze obligó a Lavolpe a mover fichas, que dispuso un esquema ofensivo con tres defensores y mucha proyección de los laterales volantes. Sin embargo, parece que el tiro le salió por la culata, porque luego de un peligroso centro al área local bien resuelto por el Beto, salió la velocísima contra que encontró a nuestra defensa muy mal parada y posibilitó un quirúrgico pase del 10 a Barrales, quien con una definición soberbia estampó el 1-0. El gol desmoronó el castillo de naipes visitante, quien a pesar de eso no se dio por vencido y siguió yendo al frente, con un remate desde afuera del área del Negro bien resuelto por el 1 local. Una vez más la suerte nos era esquiva, y otros tres puntos se nos iban gracias a la puta mala suerte. Y como era de esperar, ni el tiro del final nos salió: un rebote en un defensor tatengue encontró al Chucky (de flojo desempeño) solo en el punto penal, pero su definición con destino de gol rozó apenas en el Beto (quien había salido a achicar a las apuradas y totalmente desarmado) y se fue al lado del palo. El último córner a la desesperada tuvo igual destino intrascendente que todos los anteriores, y ya no hubo tiempo para más. Banfield se vuelve de Santa Fe sin nada en el bolso una vez más, y el futuro comienza a preocupar seriamente.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Rush Hour (sigue la recuperación)


El destino, se sabe, le gusta jugarnos malas pasadas. Y en esas malas pasadas, se sabe, hay una que es de sus preferidas: hacernos perder aquello que ya creíamos ganado, por circunstancias ajenas o (aún más doloroso) por error propio producto de la sobreconfianza que se tenía en la victoria. Esta introducción sirve para explicar un poco lo que es la desazón de no poder asistir a un partido de local que uno ya anotaba como "asistido". Problemas dentro de la familia y la falta de plata conspiraron contra el objetivo de este servidor, que debió conformarse (No Viejo, No Me Conformo Un Carajo!! váyanse todos a la mierda, manga de putos!!) con seguir las alternativas del partido por televisión. Un partido que, para ser sinceros, y a tono con lo que fueron los partidos del Taladro en el torneo, fue otro bodriazo por momentos infumable.

Apenas comenzado el partido, corrían unos segundos y un centro desde la izquierda fue conectado por la cabeza del Chucky, aunque la bola se fue bastante alta. El local comenzaba mostrando la chapa de que saldría a ganar como sea, pero el visitante no tardó en responder con un tiro del zurdito número 10 que se fue apenas ancho del palo derecho del Laucha. Olimpo apretaba arriba, y esa presión generaba numerosas imprecisiones en la salida albiverde, que sufría y jugaba mal. Se despertó el ataque banfileño, con un bochazo del Negro para Chucky, que con la marca del central encima giró y sacó un remate débil, que probablemente habría terminado en la red si no hubiera existido un evidente agarrón del rival no sancionado por el juez. Y como al destino le gusta ser un garca hijo de puta, un minuto después el 9 visitante recibió un foul que me voy a limitar a llamarlo como "cobrable", y el 10 del conjunto aurinegro la clavó en el ángulo izquierdo del Laucha con un disparo soberbio desde treinta metros. Una vez más en desventaja en el marcador, recordando que las seis veces anteriores que se comenzó perdiendo finalmente se perdió, por supuesto. Hubo poco atisbo de reacción en el conjunto local, aunque la gente se levantó cuando el 3 visitante perdió la pelota en la salida y la jugada derivó en un horrible remate del Negro que se fue no demasiado lejos. Un par de minutos después, un tiro libre otorgado a Banfield le dio la posibilidad al Zurdo Elu de poner el empate, pero su potente remate al palo del arquero hizo lucir al 1 visitante que la envió al córner. Casi llegando al final de la etapa inicial, un pelotazo en forma de centro al área le cayó al muerto de Ladino tras un entrevero, pero su puntinazo alto fue fácilmente controlado por el guardavallas del equipo sojero. La visita sólo intentó algunos ocasionales contraataques, sin mucho peligro pero como aviso de lo que podía llegar a suceder si se ponían las pilas. Pasó el primer tiempo sin pena ni gloria para el Taladro, que una vez más se estaba quedando sin nada en su estadio ante un rival que parecía haber venido a ver qué onda y se estaba llevando el alto premio.


Al comenzar el segundo tiempo, nuestro DT el Richar metió un cambio ofensivo clave: ingresó el pechifresco Laso en lugar del HORRIBLE Acevedo, para pasar a atacar con dos delanteros y medio (en el primer tiempo el paraguayo que jugaba de segunda punta se lesionó y tuvo que entrar el Chony). Pudo verse que el local salió con otra actitud a disputar el segundo tiempo, y eso se vio reflejado a los cinco minutos cuando una peligrosa peinada del Chucky en el primer palo tras un córner desde la derecha obligó a la estirada del golero aurinegro que atenazó la bola. Pero el conjunto visitante no iba a dejarse atacar sin responder, y una contra conducida por el 10 nos puso los huevos en la garganta a unos cuantos, aunque gracias a Dio la terminaron mal. Por suerte el cambio de actitud tuvo rápido premio y pudo llegar el puto empate: córner desde la izquierda, peina el Chuky la bola, la cual realiza una parábola por sobre el área chica y cae en el botín derecho de Laso, quien la empuja en el segundo palo. GOL, el primero para el Taladro como local, y la primera vez que lograba remontar un resultado adverso. Sin embargo, parce que hasta ahí le llegó la nafta a los muchachos, que se dejaron dominar por un visitante que luego del gol en contra volvió a copar la parada en el medio y amenazó con volver a llevarse los tres puntos, aunque con dificultades para llevar riesgo a la valla del Laucha. El partido se sumió en la intrascendencia total, y algunos ya se estaban durmiendo hasta que a los 40' de vuelta el zurdito enganche de los visitantes sacudió la modorra: un precioso pase a espaldas de los centrales dejó al lateral derecho cara a cara con el Laucha, pero demoró en definir y entre el uno y el Chelo evitaron la caída de nuestra valla. Un par de minutos después, Banfield respondió con un tiro lejano de Laso que se fue cerquita, y Olimpo no quiso ser menos con un terrible fierrazo que sacó un recién ingresado que obligó a una estirada alarmante del Laucha, mandando la pelota al córner. No hubo tiempo para más, fue un empate de local que, si bien no es un gran resultado contra un equipo que a priori no parecía ser un escollo durísimo, terminó complicándonos la vida bastante y pudo perfectamente haberse llevado un triunfo de nuestras tierras. De modo que el punto sirve, es valorable haber sumado el primer punto en condición de local, y los síntomas de mejora siguen apareciendo. Falta mucho todavía, es cierto, pero ya podemos imaginarnos una escalada en la tabla, cuando visitemos el lunes en un horario de mierda a Unión de Santa Fe, flojo equipo que como local tampoco ha ganado. Pero ésas líneas serán escritas más tarde, si Dio quiere, no? (ya veo que no quiere y me muero mañana, bueh, si llega a pasar eso díganles que morí infeliz(?))

domingo, 18 de septiembre de 2011

Now And Forever


Sábado 17 de septiembre. Jonte y Concordia, Buenos Aires. Aproximadamente 16:30 de una calurosa tarde de invierno. Por Jonte se acerca lentamente un 135, que antes de desviar su recorrido por Concordia deja bajar unos cuantos pasajeros, entre ellos él. Comienza a dar vueltas por el barrio, hasta que en la esquina de Gonzalez y González (no es joda, hay que ser bastante hijo de puta para tener dos calles de nombres casi iguales en el mismo barrio y que encima se crucen) pregunta a un policía dónde es la entrada visitante. Una vez resuelta la duda, hacia el estadio se dirige, admirando el sencillo y hasta entonces desconocido barrio de Floresta / Monte Castro (whatever, se 'gual).
Mientras es cacheado en la entrada, piensa en la actualidad del equipo que hoy será visitante en el estadio Malvinas Argentinas. Seis derrotas al hilo, y arrastrando unos 600 minutos sin convertir, ponen al equipo anteriormente citado en una posición que ya roza el hazmerreír. "Hoy se corta" piensa mientras ingresa a la tribuna, "qué banda trajimos hoy vieja, ni lugar hay", con la vana esperanza de que el aliento de la gente aporte a la causa de sacar al club del pozo.

Logro ubicarme arriba de los paraavalanchas de atrás del arco que da a Miranda, luego de haber buscado infructuosamente un lugar más cómodo para ver el partido. "Habrá que pensar en alentar en vez de mirar el partido"; y sí, porque una vez que la banda se ubique por acá probablemente yo no voy a ver una mierda (suposición confirmada luego de que terminaron de colgarse los tirantes en ese sector).
Salen los equipos a la cancha, uno los míos (obviamente inflados con anticipación) a la multitud de globos verdes y blancos que son arrojados al campo de juego en medio del griterío ensordecedor de ambas parcialidades. Luego del saludo formal y la foto del equipo, el partido comienza, sin mucha claridad en el ataque de ambos equipos, con mucha fricción e imprecisiones en mitad de cancha. Pasados unos cinco o diez minutos, veo inresar la barra al típico grito de guerra de "ya llegoooooooo ya llegó la banda del Taladroooooo, ya llegoooo ya llegó la banda la del Campeón", quienes se ubican cerca de mi sector.
El partido continúa trabado en mitad de cancha (ma' si, ya fue, basta de eufemismos vieja, lo digo sin pelos en la lengua, era un bodrio monumental, la horripilancia al servicio del asco) y las hinchadas, aburridas, se bardean entre sí. No pasa mucho más, y veo el primer tiempo transcurrir sin pena ni gloria mientras el sol baja hacia el horizonte tras unas molestas nubes de resolana.
18:56, un lastimoso remate de Acevedo que se va ancho por poco y el árbitro da por finalizada la etapa inicial. El entretiempo sigue su curso con poco para destacar, más allá de las lógicas puteadas de parte mía y los nuestros hacia un salame ubicado junto a la barrabrava local que luce orgulloso (no sé de qué) un camperón de Temperley. Habría que haberle avisado que eso le da más frío en vez de abrigarlo, pero bueno, como dijo Miguelito Ru$$o, son decisiones. Salen de nuevo los equipos al terreno de juego, y se produce el pitazo inicial, acompañado de un generalizado "vaaaaaamo che, vamo que se puedeeeeee!!". El doparti continúa con la tónica del primer tiempo, aunque quizás un poco menos bodrio. Mi aliento aumenta de intensidad con cada mísero lateral en ataque (después de tanta sequía pareciera que me conformo con cualquier mísera oportunidad, como el adolescente virgen depresivo que como no la pone nunca se vuelve contento del cheboli si se comió al menos a una mina, aunque no haya logrado nada más avanzado), total, algo es algo, no?

Quizás ese mismo, quizás otro, pero "algo" se percibe en el aire, vos lo sentís, como si supieras que algo grande está por venir. Un terrible tiro de nuestro lateral izquierdo sacude el travesaño y levanta aún más a la hinchada, donde vos sos uno más gritando y alentando porque en el fondo sentís, percibís, ansiás eso se que viene. Y en ese momento lo ves caer. Pelotazo largo hacia el Chucky, que le gana la posición al 4 rival, encara al 2 y al no tener lugar para el remate, cede la bola al Negro que entraba como una tromba listo para romperle el arco al uno local; el 3 de ellos le tapa el ángulo de tiro, de modo que al recibirla la tira larga para sacárselo de encima y recibe el foul al borde del área. Tiro libre peligrosísimo y las sensaciones que se empiezan a acumular en tu cabeza. "Se nos dará acá?" pensás, mientras sentís la emoción que embarga a unos cuantos de esos loquitos que se encuentran de a miles justo al lado tuyo, algunos rezando, otros gritando desaforados arriba de un paraavalanchas sin ninguna noción de lo que ocurre adentro del terreno de juego, y otros (como vos) en silencio a la expectativa de eso que se ve venir. El Zurdo Elu y el Negro se paran frente a la pelota, y la tensión se apodera del ambiente; el estadio está en completo silencio (o por lo menos eso te parece a vos, que dejaste los sentidos del tacto, oído, gusto y olfato para centrar exclusivamente tu mirada en ese puntito blanco a unos 90 metros de distancia, objeto de uso central en este hermoso deporte llamado fútbol). Mientras el Zurdo se aproxima a la bola la espectacular tensión que se siente en el aire comienza a llegar a su punto máximo, que llega a su cenit en el momento del impacto y continúa allí hasta que la pelota, en su curvilínea trayectoria, besa las redes del arco que da a Jonte con majestuosa belleza. Y en ese precioso instante se desata todo: la locura generalizada en esa tribuna donde unos miles de locos vinieron a ver el final de la mala racha, ese grito de GOL que ensordece, que es desahogo, festejo, pero que a la vez da inicio a una nueva agonía, la de esperar el final del partido para saborear ese triunfo tan anhelado, ese chaparrón que apaga la sed de las tierras que son un pedacito de nuestra felicidad. Y en aquel precioso momento, aquel donde se corta un sufrimiento largamente sufrido (valga la redundancia) para iniciar otro sufrimiento que se espera sea más breve y por ello "disfrutable", es cuando el "yo", el "vos", el "él", se transforman en el "nosotros".

Y bueno, somos así, no lo podemos evitar. La locura que se apoderó de nuestros pensamientos, de nuestras acciones, de nuestro entero ser, es algo que simplemente no se puede describir con palabras. Forma parte de nosotros, como la depresión frente a la inacabable y pesada rutina, la contradicción que es propiedad humana, el amor, los vicios y obviamente el odio a Lanush. A partir de que los locales sacaron del medio, comprendimos que ese "nosotros" ya englobaba absolutamente todo, y que estaban comprendidos dentro de él tanto los hinchas y los jugadores como las banderas, los tirantes, el alambrado, los postes de nuestro arco y hasta el propio césped, y que nuestra misión colectiva era defender ese valiosísimo 1-0 que nos estábamos llevando de tierras desconocidas y que significaba tantas cosas buenas a futuro (inmediato y no tanto). Así fue que los hinchas empujamos al equipo desde atrás de los alambres, sin importarnos lo afónicos que ya estábamos ni el frío que comenzaba a sentirse al terminar de caer la tarde bajo la (ahora) artificialmente iluminada cancha de All Boys. Fueron minutos de sufrimiento, que parecieron horas, con nuestro equipo (saliendo un poco de las melosas metáforas literarias, vale aclarar) colgándose del travesaño de manera alevosa, reventando la pelota cada vez que se acercaba al área, ante un rival que con doble nueve tiraba pelotazos sin que se le cayera una mínima idea, ni siquiera en los 4 minutos de recupero que dio el 4to árbitro. Y llegó nomás el pitazo del juez, y la algarabía se desató desde aquella colmada tribuna visitante que no había parado de gritar ni un mísero instante de los 90' reglamentarios. Porque la racha se había acabado, porque las seis derrotas consecutivas eran historia, porque los fantasmas se habían ido, porque ahora la vida nos sonríe y nos hace un guiño con ese regalo que algunos pueden considerar mínimo, despreciable, mundano, pero que nosotros bien sabemos que significa un trozo de felicidad inmediata y a la vez eterna.

Por eso ustedes están gritando sin parar, por eso no se quieren ir del tablón aunque la policía los arree contra la salida. Por eso le dedican con gestos el triunfo a la platea local mientras se los obliga a abandonar esos escalones que son ahora y para siempre el lugar donde abandonaron los demonios, porque saben que este instante irrepetible merece ser disfrutado hasta lo último, igual que un buen vaso de ferné bien dulce merece ser saboreado hasta la última gota. Ahora se dirigen a continuar con sus vidas, la mayoría en los mismos micros que los trajeron desde Zona Sur, otros en sus autos particulares, y ustedes, los menos, a pie, buscando la parada de ese bondi que los devuelva al rrioba, quizás lejano, quizás acá nomás.

Por algo ellos nunca van a entender. Porque nunca supieron lo que es la pasión de ir a la cancha a alentar a tu equipo, las dificultades de bancarse la parada en las discusiones futboleras por ser hincha de un equipo de los denominados chicos, lo que es el sufrir cuando a tu equipo lo pelotean incesantemente, lo que es el tener el corazón en la mano cuando tu 9 está por patear un penal definitorio, lo que es el ahogo cuando la pelota está por cruzar la línea de gol, lo que es la euforia de gritar un gol después de muchísimo tiempo, lo que es la alegría de saltar y gritar al compás de tu hinchada festejando un triunfo que vale oro, lo que es la resignación de no poder asistir a un partido de tu equipo por causas personales, lo que es la emoción al ganarle un clásico a tu rival de toda la vida, lo que es la desazón de haberlo perdido, y muchas otras cosas más que este increíble deporte nos hace vivir. Por eso ellos se ríen, se encogen de hombros y te miran con aires indulgentes diciendo "es solo un partido che, no pasa nada". Porque simplemente ellos nunca lo van a entender.

Y ahí está él, el protagonista de esta historia, luego de haber dado varias vueltas por aquel barrio, llegando (tras indicación de un chofer de la misma línea pero en recorrido contrario) a la esquina de Lascano y Cuenca, donde está la parada de ese 135 que lo va a devolver a su barrio de origen. Cruza la calle y pispea en el televisor de una juguetería en esa esquina los primeros instantes del Merlo-River, mientras piensa en la inmensa felicidad que le ha otorgado hoy el club de sus amores. Llega el bondi silenciosamente, dejando al pibe subir y pagar ese $1,25 que es mucho dinero, y poco a la vez. Se acomoda, parado, en la mitad del colectivo, silbando esa canción de cancha que hoy sonó fuerte y orgullosa, ese "corrimo' a los del granaaaaaa y a los borrachos de tablón, Banfield vos sos mi vidaa, vos sos la pasioooooon!!". Aquel 135 ya está doblando por Diaz Velez desde San Martín, denotando que falta poco para llegar a destino. En Acoyte y Avellaneda se baja, revoleando el buzo, y da la vuelta a la manzana entonando aquel cántico que ya es casi un mantra interno. Saca la llave y abre la puerta del edificio, dando por finalizado ese viaje místico, y comienza a prepararse internamente para lo que será la salida de ese sábado feliz, y lo que será el partido de este martes contra Olimpo, para continuar con la recuperación futbolística del club que tanto ama. Pero eso, bien sabe él, será otra historia, y ya habrá tiempo de contarla.